Rasgándome las entrañas
Encontré;
Miserias heredadas
Que ensucian transparentes almas.
Y vicio en el papel;
Que como humo atraviesa las gargantas.
Enloqueciendo;
Como un cuerpo quemándose en el infierno.
A la deriva,
Palabras de bocas muertas…
Debo asesinarte.
No hay sitio en este vergel
Para la podredumbre que destilas en tus demencias.
Tu signo…
Traición y besos de erizo;
Haciendo de mi piel un lienzo herido;
Tras la estela de una sombra que duerme…
Dentro de mí mismo.
Siempre es grato pasarse por aquí.
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