miércoles, 28 de septiembre de 2011

Al amor de mi vida.

Siempre me queda algo pá ti.



Al amor de mi vida. 


Arranco a mordiscos la hierba de este barrizal
Remacho cada cantar de jilguero;
Y me acuerdo del mimbreo que hacen tus pies al caminar. 
Al trote primero y después a galopar.  

Sonrientes las calaveras
Vomitando aire para tu falda de franela,  
Que guardas maldita, que guardas…

Y en las rocas centenarias
Tallaran un alarido;
En lo alto de campanarios
Que siempre cobijaron nido.

Más retallo en mi vieja morada
Algún pútrido pensamiento;
Que enloquezco al verte en cueros
Resbalando tu espalda entre mis dedos.

Nos corrimos en lo alto del pajar
Una y mil veces más;
Volveremos a pecar.

Y en este anochecer que me asiste
Tu por mi no te pongas triste;
Que hoy el vuelo emprenderé…
Hasta que el sol pudra mis alas
Y me vuelva a los infiernos…  

 “Allí es donde mora mi alma”   

El traidor.

Decicada especialmente a los traidores, embaucadores y poseedores de la divinidad.  Harto estoy de veros pasear vuestras impolutas almas llenas de mierda por la tierra que yo piso.  Tan solo es ¡vicio!  MORIROS Y DEJAR MORIR.  

El traidor


El traidor que siembra emboscada
Entrará por la puerta de atrás.  
Con la sonrisa acicalada por la nubes y camisa planchada
Para el despertar. 
Venderá nada más que miseria en ramilletes de pesar,
Para que el llanto lo escuche quien este dispuesto a tragar…

Rastrea su presa y le pone la mesa
En jirones de batallas que creyó ganar;    
Se viste de poeta y busca la teta
Para en sus ubres atreverse a naufragar.
Y poder contar…
Que su alma es la más limpia de todo el cenagal.

Hablara del hastío que le roba las noches y la pluma trasversal;
La que nunca le dio de comer, pero devorara…

“sus entrañas de mierda”

Solo atrévete a mirar.  

martes, 27 de septiembre de 2011

El último adios.

En la última emboscada
Quedamos huérfanos de palabra;
Mientras el orgullo a los labios sentenciaba… 
Las hojas que el otoño marchitó  
Errantes  vagan por las calles  estriadas.
Y en el banco del último adiós   
Las palomas devoraran nuestras entrañas. 

No volverán a florecer
Las lunas de cobalto que duermen en los parpados;
Será el anochecer, 
El que cure a los días de sus llantos.  

El miedo habitará cada relinchar de zapatos
Condenados a naufragar en el fragor de los charcos.
Y las luciérnagas bailaran en los recodos ensombrecidos;  
Donde un corazón se exaltara lamiendo pezones desatendidos. 

Me sobra toda puñalada que venga de espaldas
Sentencia de soledades y de suelas gastadas.

Jaleo.


¡Jaleo!
Cuando se me muera el día
Y enlute el bostezo,
Eso es lo que querré para tus ojos;
Que son avisperos, dulce veneno…
Que viene a morder mí noviembre,
Con solo mirar.

¡Jaleo!
Otra vez ha vuelto el silbido a mi ventana  
Desde el limonar,
Que da sombra a mi pesar.
  
Nunca nos quedemos con las ganas…
De hacer de la noche nuestra sabana,
Nuestra desdentada morada;
Que dispara caricias para tu espalda…

Vueltas y vueltas
En nuestro trasnochar;
Que será el de los que vinieron
Tirando migajas de pan
Para el despertar. 

Y me emprenderé a cuchilladas contra la luz del alba
Que viene a borrarte la risa y el taconeo
Que le da la vida a mi madrugada;
En jirones de minutos que estoy deshojando
Con la paciencia del que quiere aprender a tocar la guitarra;
Con el esmero del pescador en el campo de batalla.

¡Jaleo!
Llama a mi puerta y se cuela por la ventana
Me agarra de la mirada,
Y juntos bailamos con las sombras de este pestilente invierno;  
Que quieren verme muerto;
Y no sabrán…


“que ya no queda nada”

lunes, 19 de septiembre de 2011

Notitule men!


Se ha sentado a mi mesa el silencio
Para hablarme de cosas de muerto.
Tú no hagas planes,
Para el día del juicio final.
  
Tengo la piel desflorada por el tiempo
Unos labios poblados de besos;
Una herida
Que se hace grande cuando te vas…

¡Compañero desconsuelo!
Deja de hurgar en mis adentros;
Si dejas de tocarme los huevos,
Voy a cultivar en los surcos del viento
Un “te quiero”


Me abrazo
A la estela de un sueño;
Todavía por soñar…
Y en el centro de tus pechos
Encuentro mi libertad.

Voy a pillar diez gramos de felicidad
Pa matar a la tristeza, de sobredosis letal.
Para que a mi mesa, no se vuelva a sentar.

lunes, 5 de septiembre de 2011

El alma en los huesos.

Algunas veces recordamos aquella sensación, aquel sentimiento! Y parece que el corazón ya esta hasta los huevos de tanta gotera, de tanta tirita.   


 
EL ALMA EN LOS HUESOS.

Me dejo la casa vacía y llena de silencios
El eco mutilado enmudeció de un portazo,
Chatarra en los huesos, los segundos muertos,
Reproches de estiércol y el alma en los huesos.

Goteras en un corazón de robusta madera,
Sueños de cartón que arden en la hoguera,
Y la desazón, de almohada compañera. 

Ella partió con el pelo suelto a lomos del viento,
Diciéndome adiós, dándome por muerto…     
Me quede con los pies de barro en suelo mojado,
Sembrando despojos dentro de la piel.  

Pues la risa ya no ejerce,
El corazón se desvanece,
Ahogando suspiros,
En un mar  añil.

Volví a la calle de la perdición,
Naufragué en un charco de ron.
Solo queda sobrevivir,
Con la pena a cuestas  y tiritas en el corazón.