miércoles, 1 de febrero de 2012

Naufragó.
Después de eternas tormentas
Y cien cuchilladas en el costado,
Se hundió.
Dejando a la deriva,
Un puñado de sueños en útero
Y otras tantas promesas, ya errantes…
Cuando la última lágrima golpeó contra el suelo;
Despertó…
Demasiados otoños después. 
Y juró una vez más:
Nunca más volveré a ser esclavo de una promesa…
Nunca jamás volveré a sentarme a tu mesa. 
Empezó a correr hacia otro lugar,
Lejos…
Donde el sol se deje acariciar y los versos
Sean olas junto al mar.
Donde al fin,
Se pueda respirar.

1 comentario:

  1. Me gusta mucho. Has hablado de correr, de promesas... Corro para evitar las promesas.

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