miércoles, 7 de marzo de 2012

A la necesidad.

Me hayo perdido en la inmensidad.
Bajo el umbral de tú puerta;
La inmensidad, me acecha…
Esta es mi respuesta, mi reyerta.
Esta es,
Casta podredumbre a tus pies.
Platico a lo eterno
A la luna, a las estrellas…
Más no me contestan.
Solo el infierno se acrecentó
Ante la puerta.
Canticos de guerra bajo mi paladar
La esperanza en tú puerta puesta;
Y el cerrojo permanece inmutable.

Madrugada infernal,
¿Será cierto?
Los pájaros entonan un alegre cantar;
¿Cerrojo marchito? ¿Tortura pospuesta?
¿Atenta el destino contra tú puerta?
No volveré a olvidar las llaves de tú libertad.
No dejaré mi dignidad en la barra del bar,
Ni mi soledad a los pies de cualquiera.  
Es el beso vida en mi cantar…
Si pudiera yo tirar esta puerta;
O encontrar una ventana abierta…  
Daría mi vida por entrar.

Y es mi vida lo que traigo a cuestas
El camino me ha desgastado;
Más quiero luz en mis tinieblas…
Arraigado al felpudo de tú puerta.
¿Estás ahí?
Dime que ves desde la mirilla;
Dime de qué color es mi silueta…
Dime si me confundes con una maceta.
Amor,
¿Son mis vicios la respuesta?
Ven al lado mío, mírame desnudo;  
Ya estoy cogiendo carrera
Voy a dejarme la vida en la madera.
Y al llegar la primavera…
Estaré borracho de invierno;
Sediento de tu beso.

 Saltan chispas de los ojos, 
Cuando cae la noche en tu portal;
Somos dos gorriones cojos
Que nunca dejaron de soñar…

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