martes, 13 de marzo de 2012

Inesperado giro del destino. Azote del diablo, vestido con traje y corbata. Masificación de ideales vertidos sobre un espacio muerto donde reina la ingenuidad y la insensatez. El globo terráqueo se resquebraja a pasos agigantados. La humanidad mecanizada y la búsqueda incesante de un camino llano y fértil, para seguir hipnotizados. Continuamente insatisfechos logrando obtener una frustración demencial que deteriora el cuerpo y la mente. Viviendo en tiempos antiguos plagados de fantasmas y musas. Herederos de una tierra yerma. Patriotas de la noche y sus excesos. Expertos en deteriorar la dignidad del ser humano, reduciéndola a cenizas. Promotores del miedo y la catástrofe, profetizando mundos ilegibles y promoviendo la esclavitud. Incapaces de mostrar emociones en público, bajo el yugo de la apariencia y la severa carga que llevamos a cuestas: “deberías ser” “deberías haber sido” intolerable sinsentido que pasa inadvertido por una espesa niebla que se levanta frente a nuestros ojos.
Desesperación que conduce al suicidio emocional. Relaciones condenadas a extinguirse por falta de amor y sinceridad. Diablos que rugen para atormentar todavía más el espíritu firme venido a escombros. La sensación inamovible de un anunciado empobrecimiento, y la desembocadura en una cloaca infecta e irreversible. ¡NO!
Aquí, el tiempo del miedo ha terminado. Ahora empieza el tiempo de la esperanza.

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