Al amor de mi vida.
Arranco a mordiscos la hierba de este barrizal
Remacho cada cantar de jilguero;
Y me acuerdo del mimbreo que hacen tus pies al caminar.
Al trote primero y después a galopar.
Sonrientes las calaveras
Vomitando aire para tu falda de franela,
Que guardas maldita, que guardas…
Y en las rocas centenarias
Tallaran un alarido;
En lo alto de campanarios
Que siempre cobijaron nido.
Más retallo en mi vieja morada
Algún pútrido pensamiento;
Que enloquezco al verte en cueros
Nos corrimos en lo alto del pajar
Una y mil veces más;
Volveremos a pecar.
Y en este anochecer que me asiste
Tu por mi no te pongas triste;
Que hoy el vuelo emprenderé…
Hasta que el sol pudra mis alas
Y me vuelva a los infiernos…
“Allí es donde mora mi alma”