jueves, 17 de mayo de 2012

Reflexiones


Las palabras huérfanas de sonido enmudecidas por la voz…

Últimamente observo desde la distancia; y veo caras grises caminando por la acera.
Y aunque a cada cierto kilometro atisbo un brote de esperanza que nace de la luz tenue de alguna mirada, No reconozco a nadie.
Las calles parecen haber perdido su grito firme; están desoladas por el silencio que habita en cada recóndito rincón; asfixiadas por el humo que desprenden los tubos de escape de los coches.

Quizás he estado absorto en mis pensamientos; ensimismado en mis cosas.  Me he olvidado de prestar un poco de atención a esas calles y veredas que todavía guardan mis alegrías y mis penas, mis secretos inconfesables.

He sufrido las manías de querer adentrarme en lugares remotos dentro de la imaginación. Aparentemente conocidos por mí, Pero tan extraños al volver a querer cobijarme en sus adentros…
A veces no consigo recordar los motivos principales.

Veo las fotografías llenas de polvo; las personas jóvenes parecen envejecer por momentos, plasmando en breves párrafos un alma arrugada y agrietada por el inexorable paso del tiempo y sus consecuencias.

Prefiero refugiarme en la ingenuidad; también en el lenguaje coloquial…
Aunque esté centrado en mis cosas y cada vez mas desvariarte en mis expresiones, prometo no olvidar nunca más esas malditas calles por las que anduve una vez. Y voy a luchar por ellas, como reza aquella canción, siempre a mi manera. No lo voy a hacer desde el miedo. Desde las estadísticas o desde alguna respetable opinión. A mi manera. Codo con codo con el falto de esperanza, Con el necesitado de amor,  con el afligido por las circunstancias. Desde un punto de vista totalmente apolítico y ateo, con la convicción de que un mundo mejor es posible. Creo en las personas y en su crecimiento. Creo en el despertar de todos los sentidos.   

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