Caían de los balcones Como puños de hierro… Contra el suelo, lagrimones… Vestidos de tristeza… Plantando grietas, en los Corazones. Marchaban marchitos hombres Por la vereda, de los condes, A dejar herencia de sangre En la patria de los “nobles” A dejar herencia de sangre; Y huérfano el futuro Que dice hasta luego con la mano Con el corazón, más triste que ninguno.
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