Que libra batalla tras batalla,
Amurallado se resquebraja por los rayos y la metralla
Que no han de mermar la voluntad del mendigo,
Mendigando sudores en camas de terciopelo y lino.
Volverán los vientos de esperanza
A hacer bailar los ventanales de mi alma
Y agitaran la bandera transparente de mi raza,
Masticare con rabia los restos de dolor
Y escupiré en la cara del tiempo traidor
Que no he de rendir mas cuentas al destino,
Mis pecados son míos, son regalos divinos,
Y he de pecar mil veces más en mis caminos
Caminos de sombras y cuestas empinadas
También de luz, bravura, y elegancia
Con la valentía que me otorga el no ser nada,
Seguiré blandiendo mi espada,
Hasta el último quejido, hasta el último latido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario