Las palabras huérfanas de sonido enmudecidas por la voz…
Últimamente observo desde la distancia; y veo caras
grises caminando por la acera.
Y aunque a cada cierto kilometro atisbo un brote de
esperanza que nace de la luz tenue de alguna mirada, No reconozco a nadie.
Las calles parecen haber perdido su grito firme; están desoladas
por el silencio que habita en cada recóndito rincón; asfixiadas por el humo que
desprenden los tubos de escape de los coches.
Quizás he estado absorto en mis pensamientos; ensimismado
en mis cosas. Me he olvidado de prestar
un poco de atención a esas calles y veredas que todavía guardan mis alegrías y
mis penas, mis secretos inconfesables.
He sufrido las manías de querer adentrarme en lugares
remotos dentro de la imaginación. Aparentemente conocidos por mí, Pero tan
extraños al volver a querer cobijarme en sus adentros…
A veces no consigo recordar los motivos principales.
Veo las fotografías llenas de polvo; las personas jóvenes
parecen envejecer por momentos, plasmando en breves párrafos un alma arrugada y
agrietada por el inexorable paso del tiempo y sus consecuencias.
Prefiero refugiarme en la ingenuidad; también en el
lenguaje coloquial…
Aunque esté centrado en mis cosas y cada vez mas desvariarte
en mis expresiones, prometo no olvidar nunca más esas malditas calles por las
que anduve una vez. Y voy a luchar por ellas, como reza aquella canción,
siempre a mi manera. No lo voy a hacer desde el miedo. Desde las estadísticas o
desde alguna respetable opinión. A mi manera. Codo con codo con el falto de
esperanza, Con el necesitado de amor, con el afligido por las circunstancias. Desde
un punto de vista totalmente apolítico y ateo, con la convicción de que un mundo
mejor es posible. Creo en las personas y en su crecimiento. Creo en el
despertar de todos los sentidos.