miércoles, 23 de noviembre de 2011

FUCK you!


Me canso de escuchar y leer. El pueblo quiere pan, los indigentes y desahuciados quieren pan, quieren techo, quieren dignidad. La calle tiene hambre. La calle es un asesino mortal. He estado allí, la he visto de cerca. Su mandíbula ha intentado desmembrar mis miembros.  Orínense en la calle si tienen ocasión.  He conocido a muchas personas,  obreros trabajadores, personas magnificas e inigualables. Personas casi analfabetas, majestuosas.  He visto sueños enterrados entre ladrillos. He compartido frío, calor, miseria, alegría, fiestas, comilonas, risas, llantos… he estado allí… tan cerca del infierno… suspendido a siete plantas de altura aforrándome a mi arnés,  como si el filo cortante de las repisas de mármol, no amenazara a mi sien. He conocido el amor entre sacos de cemento. Y la palabra amistad en un amplio sentido de la palabra. Les conozco.  He visto como les miraban, he visto indiferencia y desprecio. Ojos montados en cólera. He visto al rechazo acechar en cada esquina, en cada peldaño. 

Ellos lo saben. Saben del sudor.  Saben de la muerte natural. Viven para sus hijos. Aman a sus hijos.  Comparten el pan. Aunque sus manos y cuerpos estén sucios sus corazones son dignos de la verdadera divinidad, de la pureza en estado celestial. He visto la lucha, día a día. He visto personas realmente enfermas lidiar con ocho largas y mortales horas de jornada laboral.  ¿Y sabéis que? Yo soy uno de ellos, si.  Orgulloso de pertenecer a esa clase, “la clase obrera” 

Y como portavoz de ellos,  que aunque han oído de Internet y las redes sociales, apenas saben nada. Hoy hablo, hoy decido romper el silencio del papel nuevamente, por que nosotros, “la clase obrera”  estamos artos de que nos miréis de esa forma.

Hace años nos matemos por vosotros. Para que pudierais tener buenos coches, una buena cuenta corriente, y darles los mejores estudios a los anormales de vuestros hijos.
El cuchillo carnívoro se ha vuelto contra nosotros. Viene dispuesto a herir mortalmente a nuestro puro corazón que habéis manchado.  ¿Qué vais a hacer por nosotros?  Ya he visto que contáis chistes y  defendéis banderas sucias desde la oscuridad de un rincón, pegados a una mugrienta pantalla, golpeando las teclas, “la voz” que os dimos.

Ahora que nosotros no estamos,
Salen los Mesías carroñeros a comerse unos a otros. Mientras morimos de hambre. Porque…

Nosotros el pueblo,
No queremos ideología,  ni a subnormales descerebrados que no han pisado la calle y se pasan el día en un puto ordenador intentando descalificar a otros.  
Nosotros el pueblo no admiramos camisetas ni banderas. Nosotros somos lluvia.
Nosotros somos motor. El motor que hace que vosotros andéis.
Así pues,
Invito a todos a la reflexión, el pueblo está unido. El pueblo somos nosotros.

Albañiles, electricistas, carpinteros… fuimos el motor. Os dimos vuestras carreras y os daremos las de vuestros hijos.

Tanto imbecil suelto, y nadie dijo quien es el motor.   
El motor somos nosotros. 

El pueblo tiene hambre… el motor necesita… gasolina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario